Descubrieron que el Sol no era sino una bola de energía que alguien o algo hacía funcionar con un mecanismo de perfecta precisión. Al igual que la luna, igual que el manto de puntitos luminosos que se desplegaba sobre sus cabezas cuando la bola solar se ocultaba en el horizonte.
Durante mucho tiempo, muchos se preguntaron el porqué la luna y el disco solar se veían del mismo tamaño en el cielo. La realidad no era como nos la contaron.
Ahora algo estaba fallando. La bola solar se derretía dejando ver alarmantes chorros incandescentes que caían más allá del mundo conocido.
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